Hace prácticamente un año que se guardaron las túnicas, guerreras y demás y, aunque parezca mentira ha llegado de nuevo el momento de sacarlas a pasear. Porque, sí señores sí, a lo lejos se comienzan a escuchar los tambores de la Semana Santa de Cartagena.
La nave interior de Santa María, el intenso olor a incienso, el ruido de los portones al abrirse... Todo hace que en estos días afloren unos sentimientos que nada tienen que ver con los religiosos, sino con una tradición arraigada en mí desde que tengo memoria. En estas fechas, el saxofón y yo somos uno. No se sabe a ciencia cierta dónde empieza el hombre y acaba el instrumento y viceversa.
Pero después de todo en estas fechas hay algo más, quizá mucho de nostalgia y poco de realidad, pero sobre todo muchísimos recuerdos imborrables. Cómo olvidar aquellos "¿cómo vas?" , "ánimo que queda poco" o un simple "¿te quieres estar quieto?". Aún me cuesta trabajo mirar hacia atrás y ver el vacío que supone su ausencia.
En fin, llega un tiempo de contrastes, de alegría y tristeza, de camaradería y reflexión, de música y silencio. Lo único que queda es intentar disfrutar al máximo la oportunidad brindada de poder disfrutar de una nueva semana pasional en compañía de mis entrañables músicos y con la promesa de, en breve, ser yo el que le pregunte a mi hijo "¿cómo vas?"
Pedro
Amigo Pedro leyendo tus palabras es inevitable conmoverse y que el pellizco estomacal haga acto de presencia en aquellos que te conocemos, admiramos y queremos. Bastantes años de musica, complicidad, compañerismo y amistad nos unen, y en la linde de la intimidad cada vez que estamos juntos compartiendo musica siento muy presente entre nosotros ese compañero a quien no tuve el placer de conocer personalmente y que a buen seguro se sentira muy orgulloso de su hijo allá donde esté. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias compañero. Un abrazo.
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