jueves, 28 de julio de 2011

Conciencia social


¿Qué es la conciencia social? Una buena pregunta con múltiples respuestas. No hay más que ver la realidad paralela en la que viven mi gran amigo Zapatero y su primo Rubalcaba, haciendo gala a diestro y siniestro de su conciencia social olvidándose por completo de los 5 millones de parados. Toma visión social.

Pero ayer descubrí un nuevo blog que me mostró la evolución del concepto de belleza a lo largo de los siglos, y la verdad es que me pareció muy interesante. Me refiero a "Verano en Júpiter" con su entrada "Mens Sanna in Corpore Sano". Me hizo recordar el Ave María de Schubert con sus diferentes interpretaciones dependiendo de la versión y el solista.



Otro ejemplo de dicha conciencia social es este mismo blog. Desde aquí con mi particular visión del mundo ofrezco puntos de vistas a veces polémicos y otras simplemente en la línea del pensamiento general. Por poner un ejemplo, un buen amigo siempre me recuerda que el gran mal de la juventud actual es la Coca Cola y los 40 principales, pero con el cual no estoy de acuerdo. ¿Por qué? Es muy fácil ya que yo estoy al límite de ser un comprador al por mayor de Coca Cola para consumo propio, y la verdad es que no me puedo quejar de mi vida. De los 40 principales no voy a escribir lo que pienso...

Para concluir, que ya me estoy pasando con mis divagaciones, recomiendo encarecidamente leer "Verano en Júpiter" y animo a todo el mundo a olvidar los puntos de vista preconcebidos y desarrollar sus propias teorías, ya que así será mucho más difícil que venga algún paleto estilo Zapatero o Rubalcaba a vendernos más miseria y vayamos detrás de ellos cual rebaño tras el pastor.



Pedro

domingo, 24 de julio de 2011

Aquella maravillosa noche


Aquella noche,… qué recuerdos tan hermosos. Aquella noche… La verdad es que no sé cómo empezar. Hay tantos sentimientos que expresar, tanto amor que mostrar, que las palabras no hacen justicia. Un idioma como el castellano, lengua del gran Miguel de Cervantes, y no encuentro la forma de describir aquella maravillosa noche en toda su plenitud.

Se alinearon los planetas. La conjunción de los astros fue tal que incluso rompió el curso de la historia, esa vida paralela e independiente que llevábamos hasta aquella maravillosa noche. A partir de ese momento, nada volvería a ser igual. Parece una paradoja, pero cambió el siglo y nuestras vidas jamás volvieron a ser las mismas.

Asaltan mi memoria los recuerdos de esa fría noche estrellada, con la Luna asomando su cara amable en el horizonte y la fría brisa que helaba nuestras mejillas, a ello se unieron los acordes de una música estridente. Entonces, oh maravilloso momento, se produjo el encuentro de nuestros labios. El mundo se detuvo, los latidos de nuestros corazones retumbaron en las profundidades de la tierra y el destino llamó a nuestra puerta.

A partir de ahí se unieron nuestras vidas. Se entrelazaron y cambiaron de rumbo. Primero cambió la mía, a continuación la suya. Pero hoy día la recuerdo como la noche más especial jamás vivida. ¿Por qué? Todo comenzó a girar en torno a ella. Se convirtió en la prolongación de mi ser, en la razón de existir, en los cimientos de la vida y en el eje de unos sentimientos que jamás podrán ser descritos en toda su plenitud.

Aquella maravillosa noche Rosa y Pedro, Pedro y Rosa se unieron y formaron una misma persona.


Pedro

lunes, 18 de julio de 2011

La quinta década


Hoy me he planteado una cuestión muy simple, que ha resultado para mí todo un dilema, ya que no hay una respuesta sencilla. Un sector de mi familia ya pasa de los 50 años y no consigo ver a nadie deprimido, al contrario, están todos muy felices, no parece importarles en absoluto su edad y he comenzado a preguntarme por qué.

Tras analizar en profundidad el problema he conseguido discernir la respuesta, que no es otra que la cantidad de ventajas que tienen. A saber:

  1. Te importa un carajo el currículum.
  2. Si formas parte de un grupo de rehenes, serías de los primeros en ser liberado.
  3. Nadie te pide que entres a rescatar personas de un edificio en llamas.
  4. Ya no eres hipocondríaco, ahora estás enfermo.
  5. No esperas sorpresas en la vida, la mayoría de las hostias ya te las has pegado.
  6. Tu inversión en seguros médicos empieza a rentabilizarse.
  7. Tus articulaciones pronostican mejor el tiempo que los meteorólogos.
  8. Tus secretos están seguros con tus amigos, ellos tampoco los recuerdan.
  9. Puedes vivir sin sexo, pero no sin gafas.
  10. La ropa que te compras ya no pasa de moda.
  11. Si celebras una fiesta escandalosa, tus vecinos no se enteran (ni tú tampoco...).


La verdad, es que no sé si deseo llegar a esa edad o quedarme como estoy.


Pedro

jueves, 7 de julio de 2011

La historia de Miguel


Las primeras luces del alba iluminaron la cara de Miguel. El paisaje que se extendía ante sus ojos era indescriptible, todo un placer para los sentidos; el sonido de las olas lamiendo el casco de la galera, la brisa matinal llenando sus pulmones. Disfrutando de esos momentos sintió un escalofrío que recorrió toda su espalda, recordando su amarga realidad: aún tenía fiebre y el malestar general que llevaba días cebándose con él no había remitido.
Sus compañeros de armas le habían insistido que permaneciese bajo cubierta durante el combate que se avecinaba. Pero él no sabía qué hacer. ¿Debía pensar en su salud o combatir al servicio de Dios? Al final lo decidió, había sido enviado allí para luchar, así que no iba a permanecer a cubierto. Más valía morir por Dios y el Rey que vivir con salud.
Se encontraba inmerso en sus pensamientos, cuando se escucharon las primeras voces de alarma. En el horizonte se divisaban las galeras otomanas. El día había llegado. Ese 7 de octubre quedaría grabado a fuego en la historia. El capitán del navío apareció en cubierta vociferando órdenes a los soldados. Miguel junto con otros soldados fue ubicado en el esquife. Ya no había marcha atrás. La armada de Don Juan iba a incorporarse en la formación, y con ella la galera Marquesa con Miguel a bordo. Poco se sabía en aquel momento del desarrollo del combate, pero todos los hombres que allí estaban creían que iban de la mano de Dios.
Al final de la contienda naval, Miguel estaba herido en el pecho y las manos por disparos de arcabuz y, por sus hazañas en combate, fue premiado con cuatro ducados más de paga por el propio Don Juan.
Tras aquella batalla, "la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros", nadie sabía que Miguel se convertiría en el llamado manco de Lepanto, pero sobre todo, nadie sabía que Miguel de Cervantes Saavedra se convertiría en el mayor genio de las letras españolas de la historia.
Fresco de la batalla de Lepanto ubicado en el Museo Vaticano

Pedro

domingo, 3 de julio de 2011

El nuevo miembro de la familia


Hoy día 3 de julio se ha incorporado un nuevo miembro a la familia. Sí señor, desde esta misma mañana nos está alegrando el corazón simplemente con su presencia. Su nueva mamá le ha adecentado su morada, su nuevo papá le ha colocado una bañera y su nuevo hermanito lo ha mojado con la pistola de agua...

La reacción de este nuevo miembro ha sido bastante festiva, ya que se ha puesto muy contento. Gracias a todos estos cuidados nos ha premiado con las vibraciones de sus cuerdas vocales, además de varios movimientos que para algunas personas pueden resultar compulsivos y para otras hasta estimulante. Pero bueno, en general califico la acogida como positiva en todos los aspectos.

La verdad es que esta crónica es bastante confusa, ya que lo que no he comentado acerca de este nuevo miembro familiar es que se llama "Patero" y es un canario. Sí, un pájaro de plumaje amarillento, un regalo para mi hijo que lleva toda la mañana alegrándonos los oídos con su canto.

Tras narrar la incorporación de Patero a la familia, creo que es de recibo comentar que hoy también ha sucedido algo muy especial. A las 0:30h de la madrugada en el hospital de la Arrixaca ha nacido Alba, mi nueva sobrina. Por eso quiero desde aquí felicitar a mis cuñados por el nacimiento de su primogénita. Mi más sincera enhorabuena a los nuevos papás. 


Pedro